Este dormitorio, sin quererlo, se ha convertido en el ejemplo perfecto de la aplicación de los preceptos del color del año el GREENERY en interiorismo. El reto de transformar un pequeño, oscuro y triste dormitorio urbano que daba a un patio interior con poca luz natural, en un lugar lleno de vida y luminosidad que invita a evadirse tanto despierto como en sueños. Para ello la naturaleza se ha adueñado de la habitación, no sólo en el estampado, sino también con los propios materiales todos naturales: papeles artesanos pintados a mano, maderas tropicales, hierro, algodones…Con los espejos, conseguimos no sólo ampliar el espacio, sino también la luz, para acabar dejando que el estilo colonial nos transporte a lo que debieron sentir los primeros exploradores cuando vieron por primera vez esa naturaleza exuberante y salvaje que se les antojó el paraíso.