Empecemos por el antes y el después del salón. Como podéis ver, el cambio es radical. Pasamos de un espacio descuidado y aburrido, a uno luminoso y lleno de vida. El sofá gris, adornado con cojines de varios estampados, es el centro de atención de la estancia. Sobre él, hay tres cuadros enmarcados que le dan un toque clásico al espacio. A la izquierda, hay un sillón turquesa oscuro completando la zona de relax. Delante del sofá y el sillón, hay una mesa de centro de madera recuperada con un elegante sobre de mármol. Una mesa auxiliar y un baúl muy especial de madera tallada, aportan un toque de calidad al ambiente. El suelo está cubierto por una gran alfombra color crema que ilumina el espacio y le da calidez. Unas cortinas blancas y transparentes cubren las grandes ventanas, dejando entrar la luz natural desde la terraza.